El alcade lo había prometido. La fuente de Trafalgar Square se volvería roja o naranja según el equipo que ganara la final del Mundial.

Tras el gol de Andrés Iniesta, Londres se llenó de camisetas rojas y azul marino que, ante la mirada cómplice de la policía, cortaron el tráfico entre Piccadilly y Trafalgar Square.

La estatua de Eros se transformó en una cima improvisada y la fuente frente a la Nacional Gallery en una especie de Cibeles en la que el agua estaba un poco más fría.

La mayoría de los que pasaban por el centro sonreían o se apuntaban al entusiamo que de repente traían cientos de españoles desde distintos puntos de la ciudad.

Algunos coches contribuían al estruendo y otros observaban sorprendidos como, unos capotes improvisados con banderas, les toreaban cuando cruzaban frente a la estatua de Lord Nelson.

“Hay incluso un autobús al que un grupo de fans se han subido a su techo”, comentaba un transeúnte entre asustado y divertido.

Más fotos…

Un grupo de fans rodean un coche despistado

Una manera de celebrarlo

El conductor al final decidió sumarse a la fiesta